Ciencia Sour: el mar, la historia y la ciencia brindaron juntos en el Club Naval de Valparaíso

Ciencia Sour: el mar, la historia y la ciencia brindaron juntos en el Club Naval de Valparaíso

Con motivo de la conmemoración de los 140 años del Club Naval de Valparaíso, la Fundación Roberto Hernández Cornejo, en conjunto con dicha institución, organizó durante el mes de julio un innovador ciclo de encuentros titulado “Ciencia Sour”, una iniciativa que recupera el antiguo espíritu del Círculo Científico Naval, fundado en 1885, y que congregaba a marinos ilustrados deseosos de dialogar sobre ciencia, exploración y cultura.

El ciclo se desarrolló en un formato de conversaciones vespertinas cada viernes, en el bar del Club Naval, combinando exposiciones de alto nivel académico con un ambiente distendido de camaradería y fraternidad. La propuesta buscó, a través del conocimiento y el afecto, “sacar la ciencia de la academia” para acercarla a un espacio de encuentro entre generaciones y saberes diversos, en línea con iniciativas como Pint of Science.

Las sesiones contaron con destacados invitados:

  • Dr. Eduardo Ibar Plasser (4 de julio), astrónomo de la Universidad de Valparaíso, especialista en cosmología observacional y representante de Chile en el directorio del Observatorio ALMA. Ibar abrió el ciclo y expuso sobre el primer observatorio astronómico de Chile realizado por el relojero Juan Mouat en Valparaíso, en 1843. El estudioso mostró la relación entre astronomía y navegación en el siglo XIX, particularmente respecto de esos tiempos en Valparaíso y destacó lo complejo que era el cálculo de la longitud y el uso de los instrumentos. Su relato, pormenorizado, dio cuenta del primer observatorio en Chile, construido en la casa de Mouat, en el cerro Cordillera (lugar del antiguo fuerte y castillo San José), de todo lo cual subsiste hoy una escasa memoria.
  • Dra. Ximena Urbina Carrasco (11 de julio), profesora de la PUCV y experta en Historia Marítima y Cartografía Colonial. Ella expuso sobre las características principales de la expedición científica y marítima de Phillip Parker King por el territorio austral del país, entre 1826 y 1830. Destacó el gran aporte de la expedición en la exploración de territorios que aún eran desconocidos en el naciente Chile independiente y describió su visita a Valparaíso para entrevistarse con el Presidente Francisco Antonio Pinto. La profesora Urbina mostró, además, que Parker King fue quien popularizó la expresión “Puerto del Hambre”, por el impacto que le generó el relato del caserío creado por Sarmiento de Gamboa en las riberas del Estrecho de Magallanes y cuyos habitantes murieron todos de inanición, tanto por el clima inhóspito como por lo agreste del paisaje.  Pese al registro escrito y cartográfico realizado por esta expedición, ella fue opacada, sin embargo, por la expedición de Robert Fitz-Roy, en la que participó Charles Darwin y de la que Parker King se restó. Como sabemos, ésta segunda exploración se volvió mundialmente famosa, no sólo por el prestigio del naturalista, sino que sobre todo por su trascendente aporte científico:  la elaboración de la Teoría de la Evolución de las Especies, nacida precisamente de sus observaciones e investigaciones durante semejante viaje.
  • Los Doctores expositores: Rodrigo Moreno y Paula Celis-Pla (arriba) y Eduardo Ibar y Ximena Urbina

    Dra. Paula Celis-Plá (18 de julio), bióloga marina y académica de la Universidad de Playa Ancha. Ella expuso sobre la importancia de las algas en el equilibrio de los ecosistemas marinos; su potencial nutritivo en el ámbito de la salud (destacando por ejemplo el nori y el cochayuyo) y especialmente la absorción de CO2, aspecto que en la actualidad ha podido ser estudiado con nuevas tecnologías. La investigadora puso énfasis en el atraso que existe en Chile respecto de la regulación legal sobre la extracción de algas, siendo el ejemplo más deplorable aquel que ocurre en el norte con la extracción desmedida por medio del sistema de barreteo. La Dra.  Celis-Plá presentó ejemplos de cultivo sustentable y explicó cómo eso, a largo plazo, favorecería a algunos emprendimientos asociados a la producción de productos basados en algas.

  • Dr. Rodrigo Moreno Jeria (25 de julio), historiador y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, también es director de la Fundación RHC. A él le correspondió cerrar el ciclo, refiriéndose a la construcción de las obras marítimas de los puertos de Valparaíso y de San Antonio. El profesor Moreno comentó que, tempranamente, en la cartografía y en testimonios de la época (por ejemplo, en el libro de María Graham), ya se aprecia la bahía de San Antonio y sus características. Al respecto, el estudioso hizo un especial énfasis en el libro publicado en 1926 por Roberto Hernández Cornejo, denominado Las obras marítimas de Valparaíso y el puerto de San Antonio. La concesión de Quintero, donde éste argumenta sobre la imperiosa necesidad de que San Antonio funcione como puerto, para lo cual defiende al denominado “Proyecto Kraus”, que -lamentablemente- fue desechado tras el terremoto de 1906. No obstante, mientras las obras portuarias en San Antonio se desarrollaron entre 1912 y 1914, en Valparaíso éstas se extendieron entre 1912 y 1930, lo que le dio una gran ventaja a San Antonio, pues a largo plazo le significó llevar la delantera en lo que es el movimiento de carga. El profesor Moreno finalizó su ponencia con una panorámica de lo que ocurrió tras el terremoto de 1985, comparando esa situación con el escenario actual, donde, pese a todo, Valparaíso sigue siendo la capital marítima de Chile. La presentación cautivó a los presentes que llenaban el bar, los que aplaudieron tanto el enfoque y la documentación, así como el entusiasmo del investigador.

La coordinación y gestión del evento por parte de la Fundación, estuvo a cargo de Andrea Hermans, quien facilitó el buen desarrollo de todas las sesiones e hizo la presentación de cada uno de los expositores. Al inicio y cierre de ellas, estuvo el presidente de la Fundación Roberto Hernández Cornejo, Horacio Hernández Anguita, quien destacó el valor del conocimiento compartido y el reencuentro interinstitucional en torno al mar, la ciencia, la historia y la cultura. La actividad reafirmó los lazos entre los asistentes y proyectó la continuidad de estos espacios de conversación e inspiración científica para los próximos años.

Ciencia Sour no fue solo un ciclo de charlas: fue un homenaje a la historia, un gesto de afecto al conocimiento y una apuesta por la revitalización del pensamiento humanista en Valparaíso. Como se repitió simbólicamente en cada sesión: “brindemos por los marinos de ayer y de hoy, por los investigadores de todos los tiempos, por la ciencia y por el océano”.

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